Tras la publicación la semana pasada del reporte de intención de siembra en los Estados Unidos, más allá de las reacciones instantáneas en materia de precios los datos del USDA proyectaron un escenario que obliga a realizar un análisis minucioso. Se plantea un ciclo atípico, donde la superficie destina a la soja podría superar a la destinada al maíz. Así, los números planteados despiertan un interrogante crucial: ¿se viene una campaña más holgada para la soja y más ajustada para el maíz en el país del norte?
Según los nuevos datos, la oleaginosa ganaría un 4% de área, en detrimento del maíz, al comparar ambos cultivos con las siembras de la última campaña. Ante estas perspectivas, podemos pensar diversos escenarios sobre las implicancias, en materia de producción y balances. Para ambos productos, partimos de algunos supuestos rígidos, como el cumplimiento de las perspectivas de demanda de la campaña en curso y la posibilidad de que se repitan volúmenes similares en el nuevo ciclo.
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Tomando la superficie de intención de soja, si aplicamos rindes y porcentaje de pérdida de área promedio según las últimas cinco campañas, podría tener lugar un leve aumento de producción a 121 mill.tn. (contra 120 mill. tn. en 2021/22).
Si se repiten los mismos volúmenes de demanda en el próximo ciclo, estaríamos frente a un ligero aumento de stocks, con la relación stock/consumo ubicándose en torno a 7% (escenario similar a la campaña actual).
Ahora bien, si se logran obtener rindes similares a los de la última campaña (muy buenos), el volumen de producción podría ascender a 125 mill. tn., generando un escenario de oferta algo más holgado, con una relación stock/consumo cercana a 10%.
En tanto, el panorama se muestra diametralmente opuesto para el maíz. Si el clima acompaña y suponemos rindes y porcentaje de pérdida de área promedio últimas 5 campañas, tendría lugar una marcada caída de producción a 361 mill.tn.
Si se mantiene estable la demanda, similar a la de la campaña actual, en el ciclo 2022/23 podría tener lugar un dramático derrumbe en los stocks, con la relación stock/consumo cayendo a 5%. Y además, debemos destacar que, aun contemplando mejores rindes, tales como los obtenidos en la última campaña (que podrían impulsar la producción a 367 mill. tn.), se podría mantener un escenario muy tirante, con una relación stock/consumo en torno a 7%.
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En suma, si combinamos los números preliminares de intención de siembra, con algunos supuestos podemos pensar en perspectivas más tirantes para el maíz y más holgadas para la soja. Este fenómeno ya se deja sentir en el mercado de Chicago con una relación de precios que se disparó a favor del maíz, en detrimento de la soja.
El ratio soja noviembre/maíz diciembre llegó a ubicarse próximo a 2,04 (contra un promedio de 2,4 en los últimos años). De esta forma, aparecen claros incentivos de precios que intentan forzar un aumento en la siembra de maíz para revertir el escenario planteado.
Pero, de momento, todo lo hablado es proyección. Habrá que estar atentos a las decisiones que efectivamente tomen los productores norteamericanos. Sobre esto, no solo influyen los precios, sino también los costos. Por delante tendremos meses claves donde habrá que seguir muy de cerca el avance de las tareas en EE.UU. y el desarrollo de las condiciones climáticas, con mercados que podrán mostrarse muy sensibles a los acontecimientos.
El autor es responsable del Departamento de Análisis de Mercados de la corredora Grassi SA