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Luca, un viaje a la cultura italiana que entretiene y emociona

Luca, un viaje a la cultura italiana que entretiene y emociona

Luca (Estados Unidos/2021). Dirección: Enrico Casarosa. Guion: Jesse Andrews, Mike Jones. Música: Dan Romer. Fotografía: David Juan Bianchi, Kim White. Duración: 95 minutos. Calificación: apta para todo público. Disponible en: Disney+ sin costo adicional y en salas de cine. Nuestra opinión: muy buena

“¡Santa mozzarella!”, exclama Giulia, uno de los personajes de esta nueva película de Pixar cada vez que algo es sorprendente, emocionante o un total desastre. La expresión que por sí misma puede parecer un intento de caricaturizar la forma de hablar de los italianos resulta en realidad, como todo el resto de Luca, un tierno y gracioso homenaje a ese país, su forma de vida y sus habitantes.

El director Enrico Casarosa, un veterano de Pixar, debuta en el largometraje con un historia que, como su corto nominado al Oscar, La luna, transcurre en su Liguria natal y más precisamente en su riviera, zona de pueblos pesqueros y abuelas sentadas en la vereda viendo el mundo pasar. Al menos eso es lo que sucede en Portorosso, el poblado repleto de leyendas sobre los monstruos marinos que supuestamente se esconden en el océano. Claro que en este caso los mitos son ciertos y, en las profundidades del mar, una comunidad de criaturas marinas viven con temor a los monstruos terrestres que cada tanto se acercan demasiado a ellos con sus botes. Un espanto para algunos y un motivo de curiosidad inmensa para Luca, el joven pastor de peces que se pregunta que hay más allá aunque, porque es un buen chico, no se aleje del límite que le impuso su amorosa y sobreprotectora mamá. Hasta que lo haga y se encuentre con Alberto, un chico algo mayor con muchas ganas de aventuras.

Así, entre la tierra y el agua el film que retoma el espíritu de la maravillosa Ratatouille con su amor por la comida, el cine y la nostalgia y deja descansar por un rato a los metafísicos conceptos de películas como Intensamente y la reciente Soul, para contar una historia de amistad, de familia y esos inolvidables veranos en los que la vida cambia para siempre.

Aunque no haya una referencia explícita de época, las pistas como el cartel de La princesa que quería vivir en el fondo de una escena en el pueblo, una foto estratégicamente colocada de Marcello Mastroianni y una alusión al alunizaje, hablan de una Italia cercana a los años sesenta, la de la dolce vita romana y las tradiciones firmes de los pueblos genoveses. Y así lo refleja una animación prodigiosa que combina el fotorrealismo con la fantasía marítima.

Ese amalgama construye un relato tan colorido y específico como era el de Coco, otro de los aciertos de Pixar de los últimos años. Si en la fábula musical mexicana se trataba de honrar a la familia a través de las costumbres culturales aquí todo gira en torno a la amistad, la identidad y si, también de esas familias en las que se nace o las que se construyen a veces en los lugares más inesperados o con los seres más extraños que, curiosamente, no son tan distintos a los demás.

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